En septiembre de 1912, cuando escribe Las Cortes de Cádiz, Ortega y Gasset tiene 29 años y es un joven catedrático de metafísica en la Universidad Central. En su vivir dentro de su clima histórico obran dos derrotas: la de ’98 y la de Melilla. La tesis que vamos a leer en su ensayo es bastante radical: « Este centenario…no despierta grandes entusiasmos», porque, al fin y al cabo, no se los merece. La lectura del Diario de sesiones de Cádiz es, sin más, «una labor penosa» que pone de manifiesto un «estilo eclesiástico» al servicio de una «nación frailesca». Subraya Ortega que la Guerra de la Independencia no tiene relación alguna con las Cortes de Cádiz: « De ello se encargó el pueblo: entiéndase bien el pueblo pueblo, el pueblo ínfimo…» ¿Cómo entender esta sustancial ausencia de pietas del intelectual madrileño hacia las Cortes gaditanas? En la cabeza del Ortega de 1912 ya se van abriendo camino las ideas de Vieja y nueva política, conferencia de marzo de 1914 en que se plantea la perspectiva de una minoría culta que mediante una marcada fractura con el pasado, tiene la tarea de concertar una nueva, gran impresa histórica: una nacionalización de España que sea a la vez una europeización de España. Ortega concluye esclareciendo su actitud: «he insistido más en…[los] aspectos negativos porque la religión nacional debe nacer siempre de la crítica histórica, no del panegírico. Sólo lo que resiste a la crítica es lícito que ascienda al culto…»

Ortega y el primer centenario de la Constitución de Cádiz

GHIA, Gualtiero
2012-01-01

Abstract

En septiembre de 1912, cuando escribe Las Cortes de Cádiz, Ortega y Gasset tiene 29 años y es un joven catedrático de metafísica en la Universidad Central. En su vivir dentro de su clima histórico obran dos derrotas: la de ’98 y la de Melilla. La tesis que vamos a leer en su ensayo es bastante radical: « Este centenario…no despierta grandes entusiasmos», porque, al fin y al cabo, no se los merece. La lectura del Diario de sesiones de Cádiz es, sin más, «una labor penosa» que pone de manifiesto un «estilo eclesiástico» al servicio de una «nación frailesca». Subraya Ortega que la Guerra de la Independencia no tiene relación alguna con las Cortes de Cádiz: « De ello se encargó el pueblo: entiéndase bien el pueblo pueblo, el pueblo ínfimo…» ¿Cómo entender esta sustancial ausencia de pietas del intelectual madrileño hacia las Cortes gaditanas? En la cabeza del Ortega de 1912 ya se van abriendo camino las ideas de Vieja y nueva política, conferencia de marzo de 1914 en que se plantea la perspectiva de una minoría culta que mediante una marcada fractura con el pasado, tiene la tarea de concertar una nueva, gran impresa histórica: una nacionalización de España que sea a la vez una europeización de España. Ortega concluye esclareciendo su actitud: «he insistido más en…[los] aspectos negativos porque la religión nacional debe nacer siempre de la crítica histórica, no del panegírico. Sólo lo que resiste a la crítica es lícito que ascienda al culto…»
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